dijous, 8 de gener del 2009

Der Mensch/El hombre (una genialidad)

"El hombre tiene dos piernas y dos convicciones: una, cuando las cosas van bien; la otra, cuando las cosas le van mal. Esta última se llama religión.

El hombre es un animal vertebrado y tiene un alma inmortal, así como una patria, para moderar su alegría.

El hombre es producido de manera natural, aunque no lo encuentra natural y no le gusta hablar de ello. Lo hacen, sin preguntarle si quiere que lo hagan.

El hombre es un ser útil, porque sirve, mediante la muerte de soldados, para hacer subir hasta las nubes las acciones de las compañías petrolíferas, mediante la muerte de mineros, para elevar los beneficios de los dueños de las minas, así como la cultura, el arte y la ciencia.

El hombre tiene, además, el instinto reproductor y el de comer y beber, dos pasiones: buscar camorra y no escuchar. Se podría definir al hombre simplemente como un ser que nunca escucha. Si es sabio, ya hace bien: porque sólo raramente oirá cosas sensatas. A las personas les gusta escuchar: promesas, alabanzas, elogios y cumplidos. Tratándose de alabanzas, se recomienda hacerlas tres tallas más burdas de lo que se podría considerar posible.

El hombre no le permite nada a los de su especie, por eso ha inventado las leyes. Si él no puede, que los otros tampoco puedan.

Para poder confiar en una persona, es recomendable sentarse encima: uno estará seguro, como mínimo durante ese tiempo, de que no se escapará. Algunos también confían en el carácter.

El hombre se disgrega en dos partes: en una masculina, que no quiere pensar, y una femenina, que no puede pensar. Ambas tienen los llamados 'sentimientos': la manera más segura de provocarlos consiste en poner en funcionamiento ciertos puntos nerviosos del organismo. En estos casos algunas personas segregan poesías.

El hombre es un ser devorador de plantas y de carne; en viajes al Polo Norte, de vez en cuando también devora ejemplares de su propia especie; pero eso se compensa con el fascismo.

El hombre es una criatura política que se pasa la vida preferentemente amontonado en masas compactas. Cada una de las masas odia a las otras, porque son las otras, y odia a las propias, porque son las propias. Este odio último se llama patriotismo.

Todas las personas tienen un hígado, un bazo, unos pulmones y una bandera.; todos ellos son órganos vitales. Se dice que hay personas sin hígado, sin bazo, con un solo pulmón; personas sin bandera no hay.

Al hombre le gusta avivar la actividad reproductora débil, y para eso dispone de diversos medios: la corrida de toros, el delito, el deporte y la práctica de la justicia.

Personas que convivan juntas no hay. Sólo hay personas que dominan y otras que son dominadas. Pero nadie se ha dominado nunca a sí mismo; porque el esclavo que se opone es siempre más fuerte que el señor que pretende mandar. Cada uno es inferior es a sí mismo.

Cuando el hombre se da cuenta de que ya no puede levantar el trasero, se vuelve devoto y sabio, entonces renuncia a las uvas verdes del mundo. Eso se llama recogimiento interior. Las personas de diferentes edades se consideran mutuamente de diferentes razas: las viejas acostumbran a olvidar que han sido jóvenes o que son viejas, y las jóvenes nunca entienden que pueden llegar a hacerse viejas.

El hombre no tiene ganas de morir, porque no sabe qué vendrá después. Si cree que lo sabe, tampoco tiene ganas, porque quiere seguir un poco haciendo lo de siempre. Un poco significa aquí eternamente.

Por lo demás el hombre es un organismo vivo que golpea, hace mala música y deja ladrar a su perro. A veces da un poco de paz, pero entonces ya está muerto.

Además del hombre también hay sajones y americanos, pero éstos todavía no nos los han explicado y no tenemos clase de zoología hasta el próximo curso."
(1931)





(Auf Deutsch:


Der Mensch hat zwei Beine und zwei Überzeugungen: eine, wenns ihm gut geht, und eine, wenns ihm schlecht geht. Die letztere heißt Religion.

Der Mensch ist ein Wirbeltier und hat eine unsterbliche Seele, sowie auch ein Vaterland, damit er nicht zu übermütig wird.

Der Mensch wird auf natürlichem Wege hergestellt, doch empfindet er dies als unnatürlich und spricht nicht gern davon. Er wird gemacht, hingegen nicht gefragt, ob er auch gemacht werden wolle.

Der Mensch ist ein nützliches Lebewesen, weil er dazu dient, durch den Soldatentod Petroleumaktien in die Höhe zu treiben, durch den Bergmannstod den Profit der Grubenherren zu erhöhen, sowie auch Kultur, Kunst und Wissenschaft. Der Mensch hat neben dem Trieb der Fortpflanzung und dem, zu essen und zu trinken, zwei Leidenschaften: Krach zu machen und nicht zuzuhören. Man könnte den Menschen gradezu als ein Wesen definieren, das nie zuhört. Wenn er weise ist, tut er damit recht: denn Gescheites bekommt er nur selten zu hören. Sehr gern hören Menschen: Versprechungen, Schmeicheleien, Anerkennungen und Komplimente. Bei Schmeicheleien empfiehlt es sich, immer drei Nummern gröber zu verfahren als man es gerade noch für möglich hält. Der Mensch gönnt seiner Gattung nichts, daher hat er die Gesetze erfunden. Er darf nicht, also sollen die anderen auch nicht.

Um sich auf einen Menschen zu verlassen, tut man gut, sich auf ihn zu setzen; man ist wenigstens für diese Zeit sicher, daß er nicht davonläuft. Manche verlassen sich auf den Charakter.

Der Mensch zerfällt in zwei Teile:
In einen männlichen, der nicht denken will, und in einen weiblichen, der nicht denken kann. Beide haben sogenannte Gefühle: man ruft diese am sichersten dadurch hervor, daß man gewisse Nervenpunkte des Organismus in Funktion setzt. In diesen Fällen sondern manche Menschen Lyrik ab.

Der Mensch ist ein pflanzen- und fleischfressendes Wesen; auf Nordpolfahrten frißt er hier und da auch Exemplare seiner eigenen Gattung; doch wird das durch den Faschismus wieder ausgeglichen.

Der Mensch ist ein politisches Geschöpf, das am liebsten zu Klumpen geballt sein Leben verbringt. Jeder Klumpen haßt die andern Klumpen, weil sie die anderen sind, und haßt die eignen, weil sie die eignen sind. Den letzteren Haß nennt man Patriotismus. Jeder Mensch hat eine Leber, eine Milz, eine Lunge und eine Fahne; sämtliche vier Organe sind lebenswichtig. Es soll Menschen ohne Leber, ohne Milz und mit halber Lunge geben; Menschen ohne Fahne gibt es nicht.

Schwache Fortplanzungstätigkeit facht der Mensch gerne an, und dazu hat er mancherlei Mittel: den Stierkampf, das Verbrechen, den Sport und die Gerichtspflege. Menschen miteinander gibt es nicht. Es gibt nur Menschen, die herrschen, und solche, die beherrscht werden. Doch hat noch niemand sich selber beherrscht; weil der opponierende Sklave immer mächtiger ist als der regierungssüchtige Herr. Der Mensch ist sich selber unterlegen.

Wenn der Mensch fühlt, daß er nicht mehr hinten hoch kann, wird er fromm und weise; er verzichtet dann auf die sauren Trauben der Welt. Dieses nennt man innere Einkehr. Die verschiedenen Altersstufen des Menschen halten einander für verschiedene Rassen: Alte haben gewöhnlich vergessen, daß sie jung gewesen sind, oder sie vergessen, daß sie alt sind, und Junge begreifen nie, daß sie alt werden können.

Der Mensch möcht nicht gerne sterben, weil er nicht weiß, was danach kommt. Bildet er sich ein, es zu wissen, dann möchte er es auch nicht gern; weil er das Alte noch ein wenig mitmachen will. Ein wenig heißt hier: ewig.

Im übrigen ist der Mensch ein Lebewesen, das klopft, schlechte Musik macht und seinen Hund bellen läßt. Manchmal gibt er auch Ruhe, aber dann ist er tot.

Neben den Menschen gibt es noch Sachsen und Amerikaner, aber die haben wir noch nicht gehabt und bekommen Zoologie erst in der nächsten Klasse.)

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