Sobre aquella extensión se mantiene hoy sitiado por rascacielos y mucho cemento uno de los hipódromos más antiguos de Asia. Allí nació en 1884 bajo mandato colonial británico el Hong Kong Jockey Club (HKJC), el mayor club hípico del mundo, la institución más emblemática de la ciudad y su principal benefactor social. Las competiciones olímpicas de hípica están organizadas y financiadas por el HKJC, y todo gracias a su principal fuente de ingresos: las apuestas de carreras.
"La principal característica de Hong Kong es la cantidad enorme de personas implicadas en el mundo del caballo. Cada día me levanto con 20 medios escritos que publican sobre nuestras carreras. Esto no lo encuentras en ningún otro lugar", explica John P. Ridley, el director de carreras del HKJC y coordinador de los preparativos olímpicos. Ridley habla con Mundo Deportivo mientras pasea por la tribuna reservada a los socios del hipódromo de Sha Tin, la joya de la corona del HKJC y donde se celebrarán las pruebas olímpicas a excepción del salto en campo. Sha Tin tiene un aforo de más de 80.000 personas y consigue casi el lleno los 50 días del año que hay carreras.
El hipódromo de Sha Tin está delimitado por una docena de edificios de 40 plantas donde residen la mayoría de los 24.000 empleados del HKJC, que ha invertido 120 millones de euros para organizar los Juegos. La mayor parte del dinero se ha dedicado a solucionar tres inconvenientes que afrontaba Hong Kong, según Ridley: la falta de experiencia en la organización de las pruebas de salto –se ha querido solucionar contratando a expertos europeos y australianos–, la escasez de espacio en el limitado territorio de Hong Kong, que ha requerido enormes sumas para construir las áreas de entrenamiento o para convertir un campo de golf en los 5 kilómetros de la pista de cross country. El tercer problema es la climatología en verano: el tremendo calor que hace y los tifones.
Precisamente esta semana azota a Hong Kong una tormenta tropical que está retrasando la llegada de 24 caballos de cinco selecciones procedentes del aeropuerto de Ámsterdam. La organización de los Juegos asegura que la competición podrá empezar sin problemas el próximo sábado pero la Oficina de Meteorología de Pekín ha advertido que a mediados de agosto se esperan fuertes temporales que podrían detener las pruebas no más de dos días.
Para poner remedio al calor de agosto de Hong Kong se han instalado aire acondicionado 24 horas en los picaderos y en los establos de 225 caballos. Las cuadras están diseñadas en un lujoso estilo tradicional chino y cuentan además con duchas de grifería Roca para los animales. Jeremy Edwards fue uno de los gestores de las pruebas hípicas de los JJ.OO. de Sydney 2000 y ha sido contratado para dirigir los preparativos de salto en campo en Hong Kong. Pese a que suda la gota gorda todo el día, Edwards asegura que los caballos podrán competir en plenas condiciones. Está convencido que los de Hong Kong serán los mejores JJ.OO. de equitación porque el HKJC "es una institución única. No hay nadie más en el mundo que organice carreras y apuestas para hacer caridad". El HKJC es una organización sin ánimo de lucro que desde la década de los 70 tiene el monopolio de la gestión de las apuestas de caballos y de fútbol de Hong Kong. Su facturación anual superan los 5.000 millones de euros y la mitad va a impuestos. En los últimos diez años ha dedicado a caridad 1.000 millones de euros.
El diario británico Financial Times aseguraba recientemente que Hong Kong es el lugar del mundo con las carreras de caballos de mayor calidad por el nivel de los premios, la afición y la supervisión de la competición. El laboratorio de análisis de dopaje del HKJC es uno de los cuatro centros oficiales de la Federación Ecuestre Internacional.
En Hong Kong hay una población de 1.100 caballos de competición y sólo se sacrifican 150 al año, según la veterinaria Sussanne Troester: "Es un número mucho menor que en cualquier otro centro de carreras del mundo". Hong Kong es pionera en reeducar a los caballos de carreras en animales de paseo, que luego se regalan a escuelas internacionales. Pese a ello, Troester opina que Hong Kong "es muy diferente" a la cultura hípica de los Juegos "porque el caballo no es visto como una tradición, como en Europa, sino como un objeto para apostar."
Cristian Segura, en El Mundo Deportivo de hace mucho. Hong Kong depende de sus caballos.