diumenge, 26 de juliol del 2009
El arte del asesinato
"Si el crimen es una de las bellas artes, se debe fundamentalmente a cuestiones de situación y de instrumento, porque no hay crimen menos artístico que el que enseña sus razones de inmediato y el que ha sido realizado con la ayuda de herramientas tan zafias como el hacha, o tan obscenamente crueles como las tijeras. El hacha suele ser instrumento de asesinato de pueblos culturalmente inferiores y temibles porque han culturalizado positivamente la reacción primaria, plasmada en aseveraciones morales peligrosas como: yo no tengo pelos en la lengua o yo se las canto al lucero del alba. Entre algunas culturas primitivas es el símbolo de la cólera, sustutita del rayo y la tormenta. Tal vez chinos, pieles rojas, los griegos más antiguos consiguieran ver algo digno en tan bárbaro utensilio, ya que al fin y al cabo, Atenea nace del cerebro de Zeus tendido por un hachazo, pero entre los bostonianos, matar de un hachazo indica muy baja condición. En cuanto a las tijeras, los griegos las tuvieron muy consideradas, como atributo de la Moira -la Parca romana- llamada Átropos, la inflexible, especialista en cortar el hilo de los días, expresión misma de que la vida depende de los dioses, hilo frágil..., pero en tiempos de descreimiento mitológico como los presentes, en los que el colesterol, Juan Pablo II, Madonna, la nicotina, Hillary Clinton y el sida han sustituido a los demonios y a los dioses, las tijeras son lo que son, herramientas de sádicos o de extraños estudiantes japoneses becarios en París, empeñados en asesinar a sus novias, generalmente holandesas, según demuestran casi todas las estadísticas que he consultado."
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