Queridos mortales,
La copa del mundo nos dejó ayer dos momentos estelares. El Oráculo los relatará tal y como los vivió:
Argentina-México.
1; no sé que están fumando los árbitros en este Mundial pero su actuación es un despropósito descomunal. Me juego mi bola de cristal y mis cartas del Tarot a que los hermanos Marx lo harían mejor como trío arbitral. El primer gol de Argentina estaba, no sé, en un fuera de juego de 3-4 metros. ¿Y el gol anulado a Inglaterra? Es tremendo. La lista de pifias es inacabable.
¿Podría ser que este mundial fuera un programa de bromas con cámara oculta de la FIFA?
2; el terreno de juego parecía una discoteca gracias a la hinchada argentina. Cada vez que México atacaba por la banda, desde el público apuntaban con lápices láser a la pelota o la cabeza del jugador mexicano de turno. Imagino que la seguridad en los estadios sudafricanos deja mucho que desear. Primero fueron las espadas láser y ahora, las vuvuzelas láser.
3; al finalizar la primera parte se produjo una tangana tremenda entre los jugadores. ¡Fue impagable ver a Maradona mediando entre los dos equipos! Es como si eligieran a un cura para dar terapia a un grupo de niños que han sufrido abusos sexuales. Maradona, pacificador. No había visto algo tan contradictorio desde que la Unión Europea nombró a Tony Blair mediador de paz para Oriente Medio.
4; lo único coherente que últimamente ha dicho Maradona es que los jugadores de este Mundial a duras penas alcanzan el 30% de la calidad de Messi. Este chico es algo extraordinario.
5; Argentina es un coladero en defensa.
6; El partido también nos dejó una escena, como mínimo, divertida. En la celebración del segundo gol, el cámara de televisión se acercó tanto a la piña de los jugadores argentinos, que dio con la cámara en la cabeza de Heinze. Todavía mejor fue cuando Heinze reaccionó soltándole un galleto al objetivo.
7; lo siento pero México no podía ganar. Una selección que tiene como portero al doble de la rana Gustavo, no puede llegar lejos. Óscar Pérez, 37 años, milita en los Jaguares de Chiapas. Su posición en el segundo gol de Argentina me tele transportó a mi infancia, al “arriba-abajo” de Barrio Sésamo.
Alemania-Inglaterra.
1; la humillación que sufrió Inglaterra marca un antes y un después en el nacionalismo unga unga futbolero.
2; el contragolpe de Alemania es una obra maestra.
3; Respecto a Inglaterra, me ceñiré a citar lo que ha publicado hoy el Daily Mirror:
“At times England looked worse than a pub team. These spoiled young men, who enjoy privileges and riches beyond most people’s dreams, had neither passion nor heart.”
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¿Qué más ha dejado este Mundial de chichinabo?
Uruguay.
Montevideo es una ciudad mágica. En Montevideo sentí la América mágica de García Márquez. Fascinantes sus gentes, de caras afiladas y largas como espectros del Greco. Seres forjados por las corrientes del Río de la Plata, las olas del Océano y las praderas que preceden al corazón del Continente.
Al Oráculo le encantaría que el Mundial lo ganara Uruguay. ¡Incluso su uniforme, de corte clásico, tiene nivel!
Uruguay cuenta con Luis Suárez, hoy por hoy la revelación del torneo (junto al alemán Özil). En septiembre ya lo habrá fichado algún club grande.
Uruguay también tiene al jugador más rechoncho del torneo (Cuauhtémoc Blanco ya está desahuciado). Es Egidio Arévalo, mediocampista del Peñarol. No os lo perdáis. Me recuerda al tío bromista y orondo que toda familia tiene y que el día de Navidad, harto de comer barquillos y cava, acaba bailando la conga y explicando chistes verdes.
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