-¿Nunca te has preguntado por qué ninguno de esos patricios corre por la arena devorando personalmente a los cristianos en vez de utilizarnos a nosotros, los leones?
—Pues no lo sé. Suelen ser personas mayores, tienen asma, sofocos…
—Personas mayores…—murmuró el león con indulgencia—. Se ve a la legua que no tienes ni idea de política. La verdad es que quieren tener una coartada.
—¿Ante quién?
—Ante el brote de los nuevos tiempos. En la historia, uno debe tomar como punto de referencia lo nuevo, lo que brota. ¿No se te ha ocurrido nunca que los cristianos puedan llegar al poder?
—¿Al poder? ¿Esa gente?
—¡Y tanto! Hay que saber leer entre líneas. Tengo la corazonada de que, tarde o temprano, Constantino el Grande pactará con ellos. Y entonces, ¿qué? Recursos de revisión, rehabilitaciones. Los de los palcos lo tendrán fácil. Dirán: «No hemos sido nosotros, han sido los leones».
—Claro. No se me había ocurrido.
—¿Lo ves? Pero ellos son lo de menos. A mí me importa mi pellejo. Si la cosa se pone fea, todo el mundo me habrá visto comer zanahorias. Aunque, dicho sea entre nosotros, las zanahorias son una bazofia.
Slawomir Mrozek, El León.
muy bueno
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