dilluns, 25 de juliol del 2011
El gran pijo loco
¿Fue monitor de tiro de Franco…?
Yo había ganado varios campeonatos de España de tiro al plato. Si Franco se hubiera interesado por el tenis, no tengo ninguna duda de que Santana hubiera pasado por el Pardo. La cosa fue así: un buen día, Fernández Villavicencio, que era el jefe de la Casa Civil, me llamó a casa. Mi madre me abrió la puerta de casa preguntándome: “¿Qué has hecho, que nos han tenido que llamar del Pardo?”. Le tuve que jurar que no había hecho nada malo, ni había matado a nadie de un disparo. Me habían llamado para ver si podía hacer de instructor de tiro durante una temporada. Tirábamos al plato, con escopeta de caza; al principio, no acertaba ni uno. El primer día, yo temblaba. Pero hubo una conexión muy buena, durante muchos años. Al final acabó tirando bien. También pude acompañarle en unas cuantas cacerías. Hay quien dice que le ponían las perdices enfrente, y no es verdad, se le daba bien.
Y un día, allí conoció al príncipe.
Me lo presentaron en una de aquellas cacerías. Estuve doce años yendo con el general, y tengo recuerdos muy buenos. Una de sus escopetas me la regaló antes de morir. La tengo en casa. La acompañó con una carta muy cariñosa, en la que escribió: “Por los muchos años que pasamos juntos”. Siempre me decía con su vocecilla característica: “Y tú, José, cómo es que nunca me pides nada”. Un día le comenté: “General, hoy le voy a pedir algo. Me gustaría tener un Seat 600, pero hay una cola inacabable y no quiero esperarme meses para comprar uno”. Al día siguiente de hacer la petición, ya tenía mi 600 en casa. Era de color verde oliva. Telefoneé para darle las gracias. “¿Te ha hecho ilusión?”. Le respondí que muchísima. Entonces me soltó: “Ahora tienes que pagarlo. No vayas a pensar que esto es gratis”. Pagué unas 60.000 pesetas por él.
[...]
¿Qué harán con el Bribón? ¿Se llevará el timón a casa?
El timón, no lo sé, porque es del patrón. Pero el palo, si puedo, sí. Me gustaría llevármelo a la masía como recuerdo, para que siguiera enarbolando nuestra bandera.
No sienten nostalgia de abandonar las regatas.
Supongo que algo de añoranza sentiremos, pero seguiremos navegando, aunque no sea en barcos de competición. Yo me he retirado de la natación, del waterpolo, del tiro. Ahora le toca a la vela, por cuya difusión tuve el honor de que el Consejo de Ministros me concediera la Cruz del Mérito Naval. Al Rey y a mí nos queda la afición a la caza. Con el Rey hemos criado perros de caza. Tengo uno especialmente bueno. Por cierto, entre los muchos animales que conviven en la masía, también tengo un loro muy hablador, que es la mascota de mi esposa Inés, que dice “viva España” y “vivan los bribones” cuando alguien entra en casa. Así que si es el Monarca quien lo hace, queda impresionado.
Màrius Carol, La Vanguardia Magazine. El Rey es uno más en el Bribón (Entrevista a Josep Cusí)
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