Canto otra vez a los administradores de nuestros grandes equipamientos musicales, Lloret en el Auditori, Millet en el Palau y Caminal en el Liceu. No sólo son linces de la gestión, y auténticos apasionados de la música, todo en uno, sino que Fèlix Millet fue gran maestro y pionero en el arte de conseguir dinero privado y dirigir la actividad de modo que el mecenazgo sustituyera a los contribuyentes en la financiación del
presupuesto del Palau de la Música. Insisto en comunicarles lo milagroso del caso en uno de los países en los que el mecenazgo está menos estimulado. Lo aportado por el dinero público al Palau es una cifra irrisoria en comparación con lo que nos costaría si en vez de Millet hubiera otro, o si las administraciones se propusieran mandar, que viene a ser lo mismo. Las obras y ampliaciones sí las hemos pagado entre todos, pero no a escote porque, encima, Millet es autor de una muy meritoria engatusada maestra a Aznar que nos ahorró un pastón.
[...]
Pues bien, Caminal, que además es un caballero –recordad que abandonó la máxima responsabilidad del Fòrum al ver de qué iban–, no podía denunciarle, y hubiera solucionado la papeleta a su estilo, doblando esfuerzos para renegociar compromisos al alza, y también indicando a las administraciones que el milagro –sigue siéndolo– arrojaba un saldo de cuatro peces menos. Lejos de tanto ‘savoir faire’, Rosa Cullell ha ido por la tremenda. Se estrenó prometiendo incremento del mecenazgo, como si Caminal fuera tan fácilmente superable, en esta y en otras muchas habilidades. No se han cumplido los noventa días y ya anda pidiendo diez millones de árnica a las administraciones, que se le subirán en consecuencia a las barbas aunque no las tenga. De entrada, dinero para el pasado y agujero para el futuro, y lo que te rondaré morena, además de sacrificar los programas de mayor intención popular como el de Cornellà. Elitismo de izquierdas. Al sustituto de Millet, que tarde en llegar, le ocurrirá lo mismo.
Xavier Bru de Sala, La Vanguardia 29-5-2005. El Liceu toca arrebato.
presupuesto del Palau de la Música. Insisto en comunicarles lo milagroso del caso en uno de los países en los que el mecenazgo está menos estimulado. Lo aportado por el dinero público al Palau es una cifra irrisoria en comparación con lo que nos costaría si en vez de Millet hubiera otro, o si las administraciones se propusieran mandar, que viene a ser lo mismo. Las obras y ampliaciones sí las hemos pagado entre todos, pero no a escote porque, encima, Millet es autor de una muy meritoria engatusada maestra a Aznar que nos ahorró un pastón.
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Pues bien, Caminal, que además es un caballero –recordad que abandonó la máxima responsabilidad del Fòrum al ver de qué iban–, no podía denunciarle, y hubiera solucionado la papeleta a su estilo, doblando esfuerzos para renegociar compromisos al alza, y también indicando a las administraciones que el milagro –sigue siéndolo– arrojaba un saldo de cuatro peces menos. Lejos de tanto ‘savoir faire’, Rosa Cullell ha ido por la tremenda. Se estrenó prometiendo incremento del mecenazgo, como si Caminal fuera tan fácilmente superable, en esta y en otras muchas habilidades. No se han cumplido los noventa días y ya anda pidiendo diez millones de árnica a las administraciones, que se le subirán en consecuencia a las barbas aunque no las tenga. De entrada, dinero para el pasado y agujero para el futuro, y lo que te rondaré morena, además de sacrificar los programas de mayor intención popular como el de Cornellà. Elitismo de izquierdas. Al sustituto de Millet, que tarde en llegar, le ocurrirá lo mismo.
Xavier Bru de Sala, La Vanguardia 29-5-2005. El Liceu toca arrebato.
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