Ya en el libro I de la Política recordaba Aristóteles que el ser humano es un animal social, y no simplemente gregario, porque cuenta con el lógos, un término que significa a la vez "palabra" y "razón". A diferencia de los animales que están dotados solo de voz para expresar el placer y el dolor, las personas cuentan con la palabra, que las hace sociales, porque les permite deliberar conjuntamente sobre lo justo y lo injusto, sobre lo conveniente y lo dañino. Y esta —la palabra— es la base de la familia y la amistad; es base de la comunidad política, que congrega distintas familias y diversas etnias y se distingue de ellas porque tiende al bien común y debería esforzarse por alcanzarlo.